Si bien cada vez más las personas buscan tener una vida más equilibrada y que su trabajo no se vuelva el centro de su vida, eso no significa que no estén buscando el éxito profesional. Un estudio de Catalyst, realizado en 2015, “Revelando a los verdaderos millenials: éxitos y aspiraciones”, documentó que de las personas que trabajan:
- 94% aspira a ser igual o más exitosos/as que sus padres profesionalmente.
- 92% quiere lograr el éxito profesional a través de avanzar en su trabajo.
- 81% cree que su actual trabajo es un trampolín para lo que viene.
Esto significa que muchas de las personas consideramos que una de las formas en las que podemos tener impacto en nuestra comunidad, es a través de nuestro trabajo donde, idealmente, utilizamos plenamente las habilidades que tenemos, a la vez que las combinamos con nuestros valores.
Como ya hemos dicho, uno de los errores que cometemos a lo largo de nuestra vida profesional es confundir nuestro trabajo actual con nuestra vida profesional y esto muchas veces nos lleva a perder de vista el gran panorama de lo que queremos en realidad. Según la oficina de estadística laboral en Estados Unidos, en 2022, las personas habían durado alrededor de 4 años con su empleador. Esto quiere decir que la expectativa de hacer una carrera larga y única en una sola empresa es cada vez menos probable.
Además de esto, nuestra carrera profesional es mucho más rica y fértil que solo una descripción de labores en un cargo. Nuestro carrera profesional debería ser un espacio donde desarrolláramos nuestra curiosidad, pusiéramos a prueba nuestras habilidades, donde descubriéramos qué fortalezas tenemos, cuáles no, qué cosas en general no nos gusta hacer, cuáles sí, qué valores consideramos más importantes, y donde pudiéramos saber qué impacto tenemos en nuestra comunidad con ello. Por eso, planear nuestro camino profesional es mucho más amplio y requiere que reflexionemos con mucho mayor profundidad.
Si le sumamos a esto que las personas cada vez trabajamos más años de nuestra vida y que la probabilidad de que enfrentemos crisis en este terreno es aún mayor de la que enfrentaron nuestros padres y madres -y sumamos que en este momento de la historia han desaparecido y seguirán desapareciendo tareas en la medida en la que la tecnología y la inteligencia artificial crezcan- reflexionar y planificar nuestra carrera profesional resulta indispensable.
Una vez hecha la distinción de que tu trabajo no es tu carrera profesional y partiendo del hecho de que tus gustos e intereses pueden ir cambiando a lo largo del tiempo, es importante que nos detengamos de manera regular a reflexionar y planificar lo poco que está en nuestro control. Para ello, te invito a hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Qué cosas disfruto hacer en el día a día? ¿Qué cosas me parecen un martirio? ¿Para qué soy buena pero en realidad no me gusta? ¿Qué me causa curiosidad? ¿Qué otros temas/industrias/tareas me gustaría explorar?
- ¿En qué momentos siento que algo da me energía? ¿Qué tareas podría hacer por horas sin sentir molestia y/o angustia? ¿Qué actividades me hacen sentir concentrada y que el tiempo vuela?
- ¿Qué cosas no estoy dispuesta a hacer? ¿Qué cosas me incomodan? ¿Qué actividades se alinean de mejor manera con mis valores?
- ¿Qué persona me gustaría ser en los próximos dos años? ¿Qué habilidades tiene esa persona en la que me quiero convertir o ser? ¿Qué encuentro en las personas que admiro que me llama la atención?
- ¿Qué de lo que he hecho a lo largo de mi vida profesional me ha dado mayor satisfacción? ¿Por qué? ¿Qué contribución hice? ¿Qué impacto quiero tener en mi comunidad/en el mundo con mi trabajo?
Hemos sido condicionadas/os socialmente a que debemos buscar el éxito profesional a toda costa y que este se ve, además, de una forma muy particular: implica “ascender” siempre, está ligado al reconocimiento público, así como a ganar más dinero. En realidad, si pensáramos que nuestra carrera profesional es una experiencia de vida, normalizaríamos que no siempre queremos “crecer hacia arriba”, que algunas de las experiencias que queremos experimentar están fuera de la toma de decisiones “racional” que nos han inculcado y que no siempre el aumento del ingreso es en sí una ganancia en nuestra carrera.
Construir nuestro camino profesional requiere que reconozcamos nuestra autogestión, nuestra agencia propia, cuestionarnos todo el tiempo qué deseamos experimentar con curiosidad y apertura, y aceptar que no es una escalera, sino más bien un bosque que nos puede llevar a diferentes resultados dependiendo del camino que tomemos.
Por último, debemos reconocer que no todas las personas podemos hacernos estos cuestionamientos, pues no todas tienen el privilegio de tener sus necesidades cubiertas. Así es que reflexionar sobre dónde nuestras habilidades pueden tener un mayor impacto, es también aceptar nuestro privilegio y hacer algo positivo con él.
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