Y tú, ¿quién eres? Si naciste antes de 1982 en México, seguro escuchaste esta pregunta como slogan de una famosa revista para adolescentes con gran éxito a principios de los años noventa. Con el paso de los años, es la interrogante que nos llegamos a hacer todas las personas (en diferentes etapas de nuestra vida) y que, sin embargo, no nos la planteamos lo suficiente en nuestra vida profesional.
La mayoría de las mujeres con las que he trabajado me han dicho que su vida profesional ha sido el resultado de oportunidades que les ofrecieron en un momento dado y que no reflexionaron a conciencia. Muchas de ellas me han dicho, además, que no saben en qué momento llegaron adonde están ahora, muchas veces llenas de frustración porque -ahora que lo reflexionan- no es el camino que hubieran querido tomar.
En México, la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral es baja en relación con el promedio mundial (48%) y mucho más si se compara con la de los hombres. En tanto 7 de cada 10 hombres mexicanos participan en ella, solo 4 de cada 10 mujeres lo hacen. Es cierto que trabajar y tener acceso a los derechos asociados al ámbito laboral (seguridad social, salud, pensión, vivienda, etc.) es un privilegio en economías como las nuestras. Sin embargo, quienes tenemos la oportunidad de contar con un trabajo, debemos reflexionar sobre nuestra carrera profesional pues, de lo contrario, no estamos utilizando a conciencia nuestras habilidades, no las estamos articulando con nuestros valores y, lo que es peor, no estamos teniendo el impacto que deseamos. Esto nos puede llevar al burnout, a sentir que nuestro trabajo no tiene un significado, a ganar menos y a no generar el cambio que deseamos ver en nuestra comunidad.
Construir una narrativa profesional te va a permitir no solo “venderte” mejor (sí, ya sé que muchas dirán que esto no les interesa, pero sigan leyendo para ver de qué se trata) sino para tener una guía sobre las decisiones y los próximos pasos que debes tomar para construir una vida laboral plena y exitosa.
Además de invitarte a leer nuestro artículo previo en el que te compartimos 5 pasos para construir tu narrativa profesional, aquí te invitamos a reflexionar (y poner en práctica ya) sobre 3 acciones para empezar a construir tu carrera profesional de forma consciente:
- Piensa estratégicamente sobre tu carrera profesional. Así como dedicamos tiempo para la planeación estratégica de nuestros proyectos en el trabajo, también así debemos ahcerlo para nuestra vida laboral. Es más, tal como lo señala Dorie Clark en su artículo Think strategically about your career development, si es necesario hazlo en grupo. Reúne a personas que te conozcan profesionalmente y reflexiona sobre tus habilidades, qué has aprendido, cuáles son tus valores y qué legado quieres dejar con tu trabajo en este mundo.
- Haz un plan de carrera a mediano plazo. Determina en dónde quieres estar en 5 y 10 años y qué habilidades necesitas seguir desarrollando para ello, cuáles ya no te sirven, qué cambios necesitas hacer en ti (no solo en materia de habilidades profesionales, sino de vida; es decir, ¿empezar terapia te ayudaría? ¿habría algún curso que te gustaría tomar?, etc.).
- Pide ayuda. Cuando nos sentimos sobrepasadas por las emociones acudimos (idealmente) a una persona experta en ello, es decir, a una psicóloga. Es más, la terapia debería ser un elemento de nuestra vida más allá de una situación emocional específica. Sin embargo, invertimos muy poco no solo en la reflexión de nuestra carrera profesional, sino en el acompañamiento. Más allá de innumerables cursos que podemos tomar con el objetivo de sentirnos mejor preparadas (hola, #síndromedelaimpostora), tener un acompañamiento por una persona que se dedique al desarrollo profesional, o hacernos acompañar de un grupo de personas con nuestros intereses, es indispensable para seguir creciendo con mayor facilidad.
Reflexionar Y (en mayúsculas) tomar acción para desarrollar nuestra estrategia profesional y tener un impacto en nuestra comunidad hará de este mundo un lugar mejor. Puede sonar cursi o exagerado, pero es cierto. Como lo han dicho muchas mujeres autoras (Tara Mohr, entre ellas), flaco favor le haces a este mundo cuando “juegas chiquito”. Ante los problemas tan complejos a los que hacemos frente, utilizar al máximo nuestras habilidades resulta necesario para crear mejores sociedades. No juegues chiquito, juega en grande.
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