La empatía es el cuarto elemento de la inteligencia emocional. Las primeras 3 habilidades de esta última (conciencia propia, autorregulación u motivación) son individuales, es decir, de autogestión; mientras que las dos últimas, son sociales o comunitarias (la empatía y las habilidades sociales).
El significado primario de “empatía” es la capacidad de identificarse con una persona y compartir sus sentimientos. Es, en principio, ponerse en los zapatos de alguien más y tratar de sentir lo que esa persona siente en una situación determinada. Si bien las vivencias de cada persona son muy particulares y están determinadas por una serie de factores que no llegamos a entender plenamente las demás, ser empática requiere que descifremos en cierta medida lo que siente la persona y que tratemos de entender lo que eso puede significar para ella.
La empatía no ha sido suficientemente reconocida como una habilidad necesaria para el desarrollo profesional ni para el liderazgo; no obstante, tenerla resulta indispensable para poder formar y motivar mejor a los equipos, así como para entender las diferencias entre las personas y las culturas.
Daniel Goleman señala en “What makes a leader” (HBR’s 10 must read on Leadership) que la empatía es imprescindible en estos tiempos por tres razones: para la adecuada integración y trabajo de los equipos; por la globalización y por la creciente necesidad de retener talento.
Hoy en día, trabajar en equipo es una realidad en el día a día. Entender cuáles son los puntos de vista de cada integrante y qué les mueve emocionalmente permitirá que el equipo pueda colaborar de mejor manera y aproveche de igual forma los talentos de cada persona.
De igual forma, la globalización y la oportunidad que ello nos da para trabajar en equipos multiculturales requiere de mayor atención de nuestra parte para entender a todas las personas. La empatía juega un rol relevante en estos casos para evitar malos entendidos y mejorar la comunicación.
Por último, en los últimos años, las personas rotan con mayor facilidad de trabajo. Un estudio realizado en 2018 en Estados Unidos, señalaba que las personas duran en promedio 4 años. La pandemia, además, hizo no solo que miles de personas perdieran su trabajo, sino que muchas de ellas renunciaran. A diferencia de lo que sucedía en los años cincuenta, sesenta y setenta, las personas buscan constantemente mejores oportunidades laborales que no solo les brinden un mejor ingreso, sino una mejor calidad de vida. Mostrar empatía con las y los colaboradores implica no solo que se les reconozca, sino que se cree un espacio de crecimiento para ellas y ellos.
Las y los líderes que demuestran empatía tienen mayores probabilidades de alcanzar resultados y no solo de crecer, sino de lograr el crecimiento de las personas con las que trabajan.
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