Uno de los estereotipos que nos han sido impuestos a las mujeres desde hace siglos es que “calladitas nos vemos más bonitas”. Nos han enseñado que hay que ser humildes, discretas y prudentes pues, de lo contrario, seremos percibidas como locas, problemáticas y dramáticas. Las últimas semanas (meses y años, para ser exactas) nos han demostrado que nuestros derechos y nuestras prerrogativas nos pueden ser quitadas en cualquier momento. Estar calladas y no utilizar nuestra voz no solo disminuye nuestra capacidad de liderazgo, sino que nos impide establecer redes estratégicas y le ayuda al patriarcado a cumplir una de sus principales funciones: oprimir a quienes históricamente han sido discriminadas.
Tanto en la vida personal como laboral es importante que nuestra voz se escuche. Las mujeres, en mucho mayor proporción que los hombres, sufren de síndrome de la impostora y, entre otros factores, esto les impide expresar sus ideas plena y libremente. Sin embargo, esto no es un problema exclusivamente personal; según el estudio de McKinsey y LeanIn de “Women in the workplace 2021”, el 28% de las mujeres son constantemente interrumpidas cuando hablan en su lugar de trabajo.
Expresar tus ideas no solo posiciona tu mensaje sino que te permite pulir tus habilidades de liderazgo y de comunicación. A continuación, abordaremos cinco elementos que te permitirán llevar a cabo esta tarea de forma más eficiente y segura:
- Enfócate en el resultado que buscas lograr con tu mensaje. Cuando nos enfocamos en nosotras mismas, suele salir a flote la voz de la crítica o de la saboteadora interna. Para evitarlo, en lugar de enfocarte en ti misma y en cómo eres percibida, enfócate en construir el mensaje que quieres y en el resultado que quieres lograr. Revisa el contexto de las personas en el que te estás expresando para ver de qué forma les puede llegar mejor el mensaje que quieres transmitir.
- Empatiza de alguna forma con quien estás hablando. Este punto es especialmente difícil cuando hablas con personas que piensan lo opuesto o contrario a ti. Sin embargo, en un lugar de trabajo es importante que todas las voces se escuchen y poder lograr acuerdos lo más satisfactorio para todas las personas. Para ello, trata de ponerte en el lugar de las personas y aborda sus argumentos no con afán de demostrar dónde están mal (salvo si discriminan o violan derechos, en cuyo caso no hay alternativa más que señalarlo) sino de qué forma ambas visiones podrían subsistir. La empatía permite que las negociaciones se lleven a cabo de manera menos agresiva y permite que hayan resultados más positivos y satisfactorios para ambas partes.
- No te autodescalifiques. Esto es algo que hacemos más las mujeres que los hombres. Para sonar humildes o poco pretenciosas, solemos decir frases como “quizá no sea la más calificada para decir esto” que hacen que la otra parte pierda interés y, de hecho, asuma que no estás calificada para hablar cuando al principio ni siquiera tenía una postura al respecto.
- Expresa tu preocupación y/o punto de vista e idea una propuesta. En muchas ocasiones cuando quieres abordar un problema en tu lugar de trabajo, quien tiene mayor información sobre cómo podría resolverse eres tú, pues has pensado en ello a diferencia de otras personas en el equipo. Por ello, es importante que puedas proponer algunas soluciones que ves al problema y preguntar, mientras lo expones, qué opinan las demás personas para que también puedan ser parte del acuerdo.
- Acepta que, en algunas ocasiones, decir las cosas que piensas no le va a agradar a algunas personas. La necesidad de ser aceptadas y de caer bien derivan de la necesidad de pertenecer que tenemos todas las personas. Sin embargo, esta necesidad está más presente en las mujeres que en los hombres. Alzar la voz, expresar nuestra postura y ser firmes en ello puede hacer que algunas personas nos consideren desagradables, pero -al mismo tiempo- refuerza nuestras habilidades de liderazgo y nos coloca como una de las personas congruentes y que impulsan ciertos temas.
Ser vocales con nuestras ideas y valores es importante para construir espacios laborales diversos y para desarrollar nuestras habilidades como líderes. Alcemos la voz por nosotras mismas y por las demás.
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