Una de las preocupaciones constantes de las personas que trabajan es lograr un balance entre el tiempo que dedican a su vida personal y el que le dedican a la laboral. Sin embargo, estas expectativas no son las mismas entre mujeres y hombres, ni tampoco lo son las cargas que asumen unas y otros al tratar de lograr dicho balance. Esto ha sido abordado por muchas mujeres, pero sin duda, un referente es Why women still can’t have it all, uno de los artículos más leídos de The Atlantic, de Anne Marie Slaughter, CEO de New America, quien trabajaba en el equipo de Hillary Clinton durante la presidencia de Obama.
¿Por qué es diferente la situación entre hombres y mujeres? Una explicación (quizá la que mayor peso tiene) es que a nivel global las mujeres tiene doble carga de trabajo. En México, las mujeres trabajan 6.2 horas más a la semana que los hombres. Además, en ellas recae casi tres veces más, la carga de cuidados de personas y de administración del hogar, ya que ellas dedican alrededor de 30.8 horas a la semana en estas labores, mientras que los hombres, solo 11.6.
Es indispensable resaltar lo anterior porque más allá de todo aquello que podemos impulsar a nivel individual (que sí lo hay, sigue leyendo), no podemos responsabilizar solo a las mujeres por la propia falta de balance en sus vidas. Las cargas de cuidados deben resolverse de forma estructural (por servicios profesionales regulados por el Estado) y no de manera privada o familiar.
Dicho lo anterior, en este artículo discutiremos qué se puede hacer a nivel individual para intentar que tu vida laboral no ocupe todos los ámbitos de tu vida y construir una vida más sostenible (en términos de satisfacción y de salud tanto física como emocional):
- Define en dónde estás en 8 aspectos de tu vida y cuál sería tu escenario ideal. Una de las herramientas más socorridas para hacer este análisis es el círculo o rueda de la vida (aquí puedes encontrar una versión gratuita). Este ejercicio te permite saber con claridad cómo calificas (en este momento) cada uno de los aspectos de tu vida (vida familiar, ocio y recreación, desarrollo personal, vida laboral, salud, etc.) y establecer cuál es el escenario ideal en cada uno de estos rubros. Esto te permite entender qué área de tu vida se encuentra con “menos balance” y evaluar qué acciones tienen prioridad. Hacer esto nos da una mejor perspectiva sobre en dónde particularmente debemos tomar acción para nutrir ciertas áreas y sentir una mayor satisfacción general.
- Si no estás en una posición vulnerable, pon límites. Muchas de nosotras hemos trabajado horarios infames, en días no laborables y hemos hecho cosas que ni siquiera nos correspondían en primer lugar. Con la excusa de “demostrar nuestro compromiso” hemos pasado por encima de los límites y hemos afectado nuestra vida personal y, a veces, nuestra propia salud física o mental. Si tu cargo te lo permite (reconocemos que hay personas en una vulnerabilidad laboral tal que esto no es posible), pon límites. No contestes correos, solicitudes ni ningún otro tipo de solicitud fuera de tu horario laboral. Puedes decir amablemente que toda vez que no es urgente (es decir, si la vida de alguien no corre peligro), mañana lo pondrás como prioridad en tus actividades (siempre y cuando lo sea lo cual, en honor a la verdad, las urgencias de las personas con las que trabajamos no suelen realmente tener ese carácter). De igual forma, si te solicitan más trabajo del que puedes manejar, di abiertamente que puedes hacerlo, pero que toda vez que estás haciendo otras cosas, te ayuden de manera conjunta a priorizar qué actividades deben ser realizadas primero.
- Delega, tanto en lo laboral como en lo personal. El ideal de perfección que nos ha sido impuesto socialmente con más fuerza a mujeres que a hombres, así como el hecho de tener ganar los espacios en los que estamos, ha contribuido a que las mujeres sintamos que tenemos que probar que hacemos bien las cosas en todos los ámbitos de nuestra vida. Esto lleva, necesariamente al agotamiento. Por ello, es indispensable, por un lado, que asumas que lo hecho es mejor que lo perfecto (aquí tenemos una herramienta sobre cómo eliminar el perfeccionismo) y, por otro lado, que delegar te permitirá enfocarte de mejor manera en aquel trabajo que realizas mejor. Lo mismo sucede con las labores del hogar. Si tienes una pareja, habla con ella respecto del monto de trabajo que haces tú y cómo es desproporcionado y que, en caso de no poderlo asumir ella, piensen en soluciones conjuntas porque tú ya no podrás asumir la parte que no te corresponde.
- Planea y ajusta tus expectativas de forma constante. Una de las formas de poder sentir que tenemos un mayor control sobre lo que nos sucede en nuestra vida laboral (y, por ende, el impacto en nuestra vida personal) es planear nuestra carrera, el rol que va a jugar, las acciones que debemos emprender para llevar a cabo esa estrategia y lo que debemos dejar de hacer. Una vez que tengamos esto, es necesario evaluar constantemente y ajustar nuestras expectativas y, por ende, nuestras prioridades.
- Aprende y experimenta con herramientas que te permitan trabajar de manera más eficiente y poder disfrutar de tiempo suficiente para las actividades de ocio y descanso. No se trata de trabajar más. Las mujeres en 2020 sufrieron más de burnout que los hombres. No necesitamos trabajar más horas, sino trabajar en menos horas y destinar las suficientes para el ocio y el descanso. Existen herramientas para mejorar la productividad (espera nuestro artículo de la próxima semana) y el sentido de estas no es poder hacer más cosas, sino hacerlas mejor en menos tiempo para poder descansar. Sí, el ocio y el descanso suficientes son necesarios para aumentar nuestra productividad, creatividad y satisfacción con nuestras labores.
Nos han enseñado que debemos tenerlo todo al mismo tiempo. Quizá es momento de reflexionar qué queremos realmente, dónde estamos y cómo podemos construir una carrera laboral más sostenible en el tiempo, que no arrase con los otros aspectos de nuestra vida.
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