Cada vez más, las personas se están haciendo cargo de su carrera profesional. A diferencia de lo que sucedía en las décadas anteriores, las personas ya no tienen la expectativa de que su empresa sea quien les trace el camino de su vida profesional, ni que las personas que les supervisan les digan qué hacer en todo momento.
La autonomía es la capacidad que posee cada persona para actuar de forma independiente y tener control sobre su trabajo, cómo hacerlo y sus resultados. En un estudio elaborado y publicado por PWC en 2019, se señala que las y los empleados “que sienten que pueden actuar con autonomía en su entorno de trabajo, tienden a tener un desempeño más sólido, una mayor satisfacción laboral y un mayor compromiso con la organización. Casi la mitad de las y los empleados estaría dispuesta a renunciar a un aumento salarial del 20% a cambio de tener un mayor control sobre su forma de trabajar.”
Garantizar mayor autonomía a las personas a la hora de trabajar, también genera mayor confianza. Según Paul J. Zak, las y los empleados en organizaciones en donde hay un sentimiento de confianza alto, “tienen más energía en el trabajo, colaboran mejor con sus colegas y permanecen más tiempo con sus empleadores que las personas que trabajan en empresas donde hay poca confianza. También sufren menos estrés crónico y son más felices con sus vidas.” La autonomía permite además cambiar los patrones patriarcales de trabajo donde el o la jefa decidían sobre todos los factores involucrados.
Pero ¿cómo podemos crear ambientes laborales de autonomía? A continuación reflexionamos sobre algunas ideas:
- Asegura la capacitación efectiva de tus empleadas y empleados. Si las personas cuentan con las habilidades y conocimientos necesarios para desempeñar un trabajo (y partimos del hecho de que, si han sido contratados, es por ello), deben tener la oportunidad de demostrar que saben cómo hacer el trabajo. Darles autonomía también incide en un fortalecimiento de habilidades que de otra forma sería difícil lograr.
- Garantiza que las personas tengan acceso a la información sin cortapisas e impulsa la transparencia. La comunicación y el acceso a información de forma oportuna y veraz es indispensable para que las personas puedan ser autónomas con éxito.
- No supervises de forma invasiva; es decir, no hagas micromanagement. Una de las conductas que hacen sentir a las personas más insatisfechas con su trabajo, es que les impidan trabajar porque la supervisión es de tal magnitud, que las y los jefes terminan haciendo las labores. Esto no solo impacta en la autonomía, sino que impide la rendición de cuentas y que las y los empleados se apropien de su trabajo y de sus resultados, y asuman la responsabilidad de sus errores. Este punto implica también revisar los controles que se han establecido para el seguimiento de las metas. Es decir, deben ser sencillos y no representar una carga desproporcionada de trabajo extra, pues de lo contrario, reflejan la desconfianza de las y los supervisores.
- Evalúa el desempeño con base en los resultados, no en las horas trabajadas. La autonomía debe permitirle a las personas cómo asignar sus tareas y cómo emplear sus tiempos. La flexibilidad es un elemento necesario para lograr la autonomía.
La autonomía permite que las personas manejen sus proyectos, alcancen resultados, aprendan en el camino, rectifiquen sus errores y generen un ambiente de confianza con el equipo y con la organización en la que trabajan. Así, no solo permite una mayor satisfacción laboral, sino que se transgreden las estructuras rígidas de poder que minan la independencia y que tratan a las personas de forma condescendiente.
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