¿Cuántas veces has dejado para después algo que podrías hacer ya y te has sentido mal por ello? La respuesta seguramente es que los has hecho muchas veces. Quizá también te has cuestionado por qué hay cosas que puedes hacer con facilidad y por qué hay otras que te cuestan especial trabajo aun cuando sabes, además, que no hacerlas te va a hacer sentir mal. Procrastinar o aplazar las cosas es un comportamiento común y no significa que la persona que lo hace sea floja o desidiosa. Tal como lo señala el psicólogo Tim Pychyl “la procrastinación es un problema de regulación de emociones, no un problema de gestión de tiempo.” Las personas procrastinamos nuestras tareas por miedo, aburrimiento, frustración o incompetencia, entre otros; es decir, hay razones mucho más complejas que la pereza o el descuido para no hacer las cosas que sabemos que debemos hacer.
Por ello, para ir eliminando el hábito de dejar algunas cosas para después, no solo es necesario bajar aplicaciones o leer libros de productividad. Aquí te dejamos algunos de los puntos que más te ayudarán basados en la ciencia:
- Reflexiona qué tipos de tareas son las que te cuesta más hacer y por qué. Seguramente no procrastinas todo tipo de acciones, ¿cuáles son aquellas que más te cuestan y qué hay detrás de ello? Por ejemplo, si dejas hasta el último momento llenar un formato de seguimiento ¿qué es lo que más te molesta de ello? ¿que es una tarea administrativa y sientes que te quita tiempo? Si reflexionas que aplazarla te quita en realidad más tiempo y te ocupa más tiempo en la mente y te genera angustia, quizá la hagas más pronto. Saber qué nos molesta en realidad o detectar a qué le tenemos miedo (quizá es una tarea que no sabemos hacer bien y sentimos que seremos juzgados o que podría peligrar nuestro trabajo o reputación) nos va a ayudar a ir eliminando poco a poco la resistencia a hacerla.
- Si de verdad no te gusta, pide ayuda o delégala. Una razón para procrastinar tareas es que no nos gustan. Si la labor lo permite y es algo en lo que no utilizas ninguna de tus habilidades, pedir ayuda o delegar por completo la tarea es una forma rápida y sencilla de solucionar la causa de la procrastinación y así eliminar el sentimiento de culpa asociado a ella. No tenemos por qué hacer todo solas y delegar y pedir ayuda son formas más eficientes de hacer las cosas en la mayoría de las ocasiones.
- Ponte recompensas. Amy Gallo dice en su artículo “Deja de procrastinar ya” que para hacer las cosas que no nos gustan más rápido hay que poner recompensas de corto plazo. En la medida en la que esas recompensas son divertidas o satisfactorias, vamos a lograr romper el círculo vicioso de la procrastinación.
- Lleva un diario de tareas al terminar el día laboral. Teresa Amabile y Steven Kramer señalan que utilizar los últimos 10 minutos del día laboral (menos de lo que inviertes diariamente en revisar redes sociales sin ningún propósito, sin afán de avergonzarte) para escribir (no necesitan ser más de 100 palabras) sobre el día de trabajo, los avances, cómo te sentiste, etc. disminuye la probabilidad de procrastinar a la vez que aumenta tu satisfacción. Llevar ese “diario laboral” es una de las maneras más sencillas de monitorizar tu progreso y, según los estudios que hicieron los autores referidos, una de las formas más efectivas de incentivar la motivación para hacer las cosas lo que, a su vez, disminuye el hábito de procrastinación.
Procrastinar es común y no te define como persona; sin embargo, limita tu desarrollo y afecta tu salud mental. Elimina el sentimiento de culpa que te da hacerlo al reflexionar sobre lo que hay detrás de ella y encuentra soluciones no solo a hacer la tarea pendiente sino, más importante, a lo que te impide hacerla realmente.
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