Muchas son las palabras que asociamos al buen y mal liderazgo, pero si hacemos un análisis mucho más profundo, existen distintos tipos de liderazgo, de contextos y de personas que lo siguen. Daniel Goleman, Richard Boyatzis,y Annie McKee identificaron en su libro “Primal leadership: Unleashing the Power of Emotional Intelligence” (Liderazgo primordial: desatando el poder de la inteligencia emocional) seis estilos de liderazgo los cuales han sido evaluados conforme al efecto que tiene en las demás personas y sus resultados.
Cada uno de estos tipos de liderazgo tiene distintos resultados y exige que se tome en cuenta el contexto para poder ejercerlo. Es decir, más allá de que nos identifiquemos con alguno en particular, es importante entender que todos deben ser utilizados en un momento determinado y que debemos comprender a cabalidad las características de una determinada situación para saber cuál ejercer y, por lo tanto, con cuál obtendremos el resultado que deseamos.
Los seis estilos de liderazgo son: la visionaria, la filial, la coach, la democrática, la que marca el paso y la coercitiva.
1. La visionaria. Este estilo de liderazgo es el que, en general, está mejor evaluado por el impacto positivo que tiene en las personas a las que se dirige. Logra inspirar y mover a las personas, de forma conjunta, a una meta común sin entrometerse en la forma específica en la que cada persona hará el trabajo para lograrlo.
Cuándo usarlo. Este liderazgo es especialmente adecuado cuando se requiere una nueva visión o un cambio en una nueva dirección.
2. La coach: Este estilo de liderazgo logra articular las metas de cada persona con las metas de la organización. Este liderazgo es empático y empoderador y se concentra en desarrollo las habilidades de las personas, más allá de sus labores particulares en el ámbito laboral.
Cuándo utilizarlo: cuando alguna persona requiere capacidades específicas para lograr sus metas.
3. La filial. Este liderazgo centra su objetivo en lograr armonía en un equipo. Fomenta la inclusión y la unión, y busca resolver los conflictos interpersonales.
Cuándo utilizarlo: cuando no existe confianza dentro de los equipos o cuando es necesario construir confianza entre distintas personas que laboran de manera conjunta.
4. La democrática. Este liderazgo se enfoca en la colaboración de las personas y busca activamente que las personas participen en su conjunto para solución de problemas. De igual forma, valora especialmente la escucha atenta más que la dirección y guía específicas.
Cuándo usarlo: cuando se necesita construir consenso sobre algo o cuando es clave que el equipo se apropie de un proyecto. De igual forma, se puede utilizar cuando las personas a quien lideras tienen más experiencia que tú en un tema determinado.
5. La que marca el paso. Este liderazgo busca lograr resultados y el cumplimiento de metas. De igual forma, es exigente, espera excelencia y alcanzar resultados de alta calidad.
Cuándo usarlo: cuando hay que lograr resultados a muy corto plazo.
6. La coercitiva (o dictadora). Este estilo de liderazgo se basa en las órdenes, en el control excesivo y en la amenaza de consecuencias o castigos .Suele ser nocivo y debe usarse solo en ocasiones muy específicas.
Cuándo usarse: en situaciones de crisis o con personas problemáticas que no están dispuestas a colaborar bajo ninguna circunstancia.
Si bien podemos identificarnos con un tipo de liderazgo, es importante que para poder ejercer el adecuado y obtener los resultados que queremos, sepamos interpretar el contexto ante el cual nos encontramos. Y retomamos aquí una idea de Herminia Ibarra: el liderazgo se aprende (y se mejora) liderando.
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