Hemos estado hablando sobre la importancia de la inteligencia emocional para poder desarrollarte a nivel profesional, y los elementos que la componen. Hoy, abordaremos la importancia de la autorregulación.
La autorregulación implica ser capaces de manejar nuestro sentimientos. Esto requiere, necesariamente, de tener conciencia propia (o conciencia de una misma, el primer elemento de la inteligencia emocional). Tener control sobre las emociones propias no implica suprimirlas, sino que los impulsos que nos generan, sean positivos o negativos, no sean disruptivos y que podamos canalizarlos adecuadamente.
Características de las personas que ejercen la autorregulación:
- Están en contacto cercano con sus emociones, las reconocen, las identifican plenamente y tienen control sobre los impulsos que les generan.Esto significa que las personas tienen un conocimiento propio profundo que les ha permite identificar con certeza qué sienten, qué se los provoca y cuáles son los patrones de pensamiento y los impulsos a actuar que se generan. Cuando las personas son conscientes de ellos, pueden manejarlos de mejor manera y cambiar los impulsos que se generan.
- Logran crear ambientes de confianza y ecuanimidad. Cuando las personas reaccionan de forma impulsiva, quienes están a su alrededor no saben qué esperar en una situación determinada. Esto genera desconfianza e incertidumbre, lo cual, a su vez, desgasta las relaciones interpersonales y la motivación de la gente.
- Generan certidumbre en sus organizaciones. Las organizaciones también sufren por las decisiones impulsivas de quienes las lideran. La impulsividad no significa actuar de forma innovadora, sino no tener procesos de revisión de toma de decisiones o de deliberación que permitan una respuesta adecuada y racional.
- Se adaptan con mayor facilidad a los cambios. Cuando las personas saben identificar sus emociones y pueden controlar los impulsos a los que estas las llevan, son menos reacias a los cambios y tienen mayores elementos para poder manejarlos con mayor facilidad.
- Gozan de mayor bienestar en su salud mental. Cuando las personas pueden identificar con claridad sus emociones y el patrón de pensamientos que se asocian a estos, así como manejar relativamente bien los impulsos que les generan, las personas tienden a tener un mayor bienestar mental. Esto no significa que no harán frente a emociones negativas y a sus consecuencias, sino que tienen las herramientas para identificarlas y poder hacer algo al respecto de forma mucho más consciente.
La autorregulación reconoce que somos capaces de identificar nuestras emociones, reconocer los impulsos que nos generan estas, y manejar nuestras respuestas a ellos para que nos afecten. En la medida en la que la cultivemos, nuestra inteligencia emocional será mayor.
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